23 junio 2005

Akelarre

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Toda noche es zarpazo, provocación, acecho,
paraíso perdido, tiempo solo,
reino del subsentido, negro espejo,
territorio del caos que se desboca
por venas y avenidas.

Arde la noche así no más, sin llamas.
Devastada la luz queda si acaso
la brasa hospitalaria del último cigarro
rueda, estrella fugaz, sobre el asfalto.
-Caete cadáver- dale un buen pretexto
a la vereda y su cleptomanía.

Abajo. Aquí. Plantada en el desierto
la oscuridad es un inverso mar
que apenas se contiene
en la oquedad de un vaso.
Encallado, triste, lentamente la bebes

Los intentos de fuga, tus miserables pactos
patadas son de ahogado.
Simulacros.

Nada florece aquí bajo tus pasos
ya no existen coartadas para los titubeos.
Dicta el neón su oráculo: ¡mala noche, ni madres!

La esfinge apuesta la mañana y su resto.
Tú , ¿qué más da? El pellejo.
Te sumas al guarismo, tiras los dados ¡Ganas!
Pueden traer los gallos,
inicias el degüello.

II

Toca la noche: Vibra.

Es estertor, jadeo, temblor, metal y filo.
Cada esquina es augurio, ladrido, tarascada.
Toda cama es andén para el que se despide
y marcha a la frontera del sueño o del deseo.

III

¡Vientos huracanados!

Sale del callejón el viento. Lee minucioso
los papeles del día caídos en desgracia.
Resopla y sigue el tufo de cloacas y piqueras,
husmea entre la basura,
toca la puerta y huye
para que no lo veas.
Al pasar por un patio roba del tendedero
el sudor del amante puesto a secar sobre una cuerda floja.
Da la vuelta a la cuadra silbando una rolita
y al fin desaparece, remolino de hollín,
ssssoledad puñetera

IV
Oye la noche: Canta.

Trae a remolque el grito de la gata.
Escúchala arrullar con susurros de espuma
al ebrio insomne en cuyo corazón
no hay más son que su son
de estruendo y escollera.

De algún rincón se escapa el himno del congal:
Un bolero rogón y almibarado te anda poniendo un cuatro.
También el alarido del que se sabe
todas las rancheras, pero las canta mal…
Si el blues no puede ser más blues ni tú más loco
con cada electroshock que el rock te suministra,
el grito del cristal al ser herido
y el metal que se crispa en el frenazo
son el encore.
Un poste solitario es la batuta
para esta sirenata
que desata las cuerdas para que los tocados
paseen con su desmadre bajo el arco triunfal
del último silencio.
Escucha... y calla.

V
Huele la noche: Trepa
por sus ollares ácido el fermento del barrio,
el perfume barato de cilantro y azufres,
gasolina y fritangas, borracheras.

Desde el fondo del pozo donde se ahogó tu risa
revienta una burbuja de sudores fabriles.
¿Dónde se perdió el mapa de todos los jardines?
¿Cómo llegar a salvo sin que el lirio
te hunda su estocada hasta la empuñadura?
Deja toda esperanza, es lunes,
tu quincena no multiplicará la leche ni los panes.

VI
Cabrito, ven.
Siente esta piel ardida, recalentada, tensa
de noche amoratada por el quiero y no puedo.
Mustio a fuerza de roces,
su flanco aún tiene brío
para ofrecerte flores después del funeral
o durante el cumpleaños.

Toca sus cicatrices.
Pasa tu palma escama por escama.
Esculpe con la lengua esta mujer de Lot
llovida de tus ojos
mientras te duele el costillar, pinche nostalgia.

Mira su ceño adusto.
Su fruncido fastidio
que anda en busca de albas
harta de ser tan noche, tan quimera.

Mírala correr tras el rastro del que nunca la sueña,
de aquel que la desprecia por la promesa
de un otro amanecer
en el que los cronistas glorifican al sol
como si fuera el gol del campeonato.

VII

Prueba la noche: Tócala
con tu lengua.
Sabe a uvas maduras, a marisma y tabaco.
Su gusto amargo endulzará tus labios
y pondrá en tu memoria aquel café,
ese mal vino,
el recuerdo de alguna rara especia
venida hasta tu boca desde el confín del mundo.
Gusta de la salmuera de la sangre y el semen
que sazonan tan bien este festín
para el murciélago que llevas en el pecho,
pobre ratón latido, cagadito de miedo.

VIII

La noche experimenta. Te pone a prueba
contra la pared.
Desde tu misma oscuridad
sale la mano que te apaña,
te bolsea.
Por el desfiladero de tu espalda
bajan siete reptiles a anidar
en tu sexo.
Escuchas a tu voz decirte roncamente
“Sssshhh, si no te va a doler…”
pero no hay anestesia.

¡Con ustedes la única, la verdadera,
la incomparable
Soledad!

Otras es sólo una puerta…
o un dedo erecto que te apunta
Y tú, como pendejo,
sin saber si te señala la entrada o la salida.

¡Qh, más que oscura noche del alma,
eres una puta noche desalmada!

IX
Pero...
¿Y qué tal cuando se deja?
y ahí la tienes dócil al regodeo,
dispuesta a ser la sede de todas la caricias,
rendida ante tus ojos que la inventan
una y otra vez.
Embrutecida a fuerza de palabras,
virgen a pesar de todos,
hace como si no supiera que hay mañana
y tú, como si no creyeras en fantasmas.

Este es el verdadero infierno.

El noveno círculo que nos engaña
poniendo hielo donde vemos fuego,
poniendo luces para entenebrecernos.
Noche donde todos le echamos
leña al juego.

G. Elósegui.


PD. Conjuro para todo el clan de brujas queridas.
Especialmente para una que anda de eclipse lunar hoy. Confía en el sol de medianoche, amiga.

4 Comments:

Blogger pepo said...

Te envidio y te celebro la conjugafabulación de palabras...
Que chingona de veras.
con admiración
Pepo

jueves, junio 23, 2005  
Blogger lacuevadelaloba said...

Ooooo, stése sosiego. Me la puedo creer y luego quién me aguanta.

Gracias por la visita, querido Pepo

viernes, junio 24, 2005  
Blogger Pablo Perro said...

Te digo, y así quieren que uno no se asuste y prefiera esconderse en el cálido cubil estas noches de aquelarre...

jueves, junio 30, 2005  
Blogger lacuevadelaloba said...

Ash... ahora en vez de rottweiler me quieres hacer creer que eres
un schnauzer. No se haga.
Que usté también toma destilado selenita.

meneo de rabito pa usté.

viernes, julio 01, 2005  

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