04 febrero 2010

Ya volví


Tengo una enorme razón para tan prolongada ausencia... se llama Andrés y llegó el 16 de noviembre a inaugurar una felicidad desconocida. Llena el aire de toda clase de ruidos que expresan su sorpresa por estar aquí, en este mundo rarísimo. Puja, gruñe, gorjea, gime, sisea, chasquea la lengua, y mira fijamente todo lo que está a su alrededor. Es maravilloso verlo, olerlo, tocarlo, escucharlo, sentirlo respirar.
Gracias, Andrés, por recordarme el olvidado lenguaje de la vida.
Gracias, Laura... Gracias, Óscar.