30 abril 2005

Apunten.. ¡Fuego!

Hoy, a 40 grados centígrados a la sombra, nomás se oía el crepitar del reverbero.
La paciencia se evaporaba lentamente, el aire y el tedio se hacían densos, chocolatosos.
Empecé a practicar mi deporte favorito: odiar a esta ciudad con la mayoría de sus contenidos, esa mezcla de cebada y meados, de sudor y polvo, de árboles autistas, de reyezuelos en descomposición.
A esos 40 le sumé un volcán indeciso, el incendio en la primavera jalisquilla, la peste en el Congreso, la caries que carcome al cerro de las Mitras, la enésima rotura en la megabandera que pusieron los ostentosos en el cerro del Obispado.
Utamadre.
Cuánta lumbre en los aparejos. Cuánto escorpión lunático.

Y para colmo, una llamada desde el antier, que se propone asediarme la ciudadela.
Cada quién sus espejismos.

Sólo falta un camello en este paisaje.

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29 abril 2005

Ab ovo en latín, a huéhuetl en náhuatl

Pues no se los queríamos decir tan gacho y sin anestesia, pero tomen nota, queridos especímenes XY.

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El óvulo en el siglo XXI
Javier Flores

El óvulo, la célula sexual femenina, es ahora algo muy diferente a lo que era en el pasado. Durante varios siglos fue blanco de las ideas dominantes acerca de lo femenino y llegaron a considerarlo elemento secundario. En el siglo XXI, los avances en el conocimiento sobre su papel en la reproducción humana obligan a una revaloración científica que conducirá a una nueva comprensión no sólo de sus funciones, sino también de sus significados.

Mucho de lo que todavía encontramos en los textos de fisiología humana forma parte del pensamiento aristotélico, según el cual en la reproducción hay sólo una semilla, la masculina. La participación femenina es, desde esta visión, algo pasivo; es equivalente, según Aristóteles, a la tierra, en la que la semilla puede crecer. No obstante, en el pasado también hubo visiones como la de Galeno, quien sostuvo que los ovarios producen un tipo de esperma, con una semilla indispensable en la generación. Esta dualidad de interpretaciones se ha mantenido desde entonces, aunque con predominio de la primera.

En el Renacimiento, por ejemplo, la explicación de la vida dio lugar a la idea de los gérmenes prexistentes o preformismo, en el que el ser humano se encontraría ya presente en el huevo... o en el esperma masculino. Las ideas de ovistas y espermatistas se enfrentaron principalmente entre los siglos XVII y XVIII. Para los primeros, el huevo contiene el feto preformado y el semen masculino funciona sólo como activador de su desarrollo. Para otros, como Van Lewenhoeck, quien describió con su microscopio al espermatozoide y vio en éste "nervios, arterias y venas", el nuevo ser estaba ahí. Uno de sus seguidores, Hartsoeker, vio un homúnculo oculto y acurrucado en la cabeza de la célula sexual masculina, y Francisco de Plantade observó un ser desnudo con sus dos piernitas, su pecho y sus pequeños brazos. Así, el espermatozoide contenía ya de por sí al ser humano; el óvulo sólo contribuía a su desarrollo.

Para la concepción aristotélica y espermatista, el óvulo aparece como elemento secundario, pasivo. Esta idea se relaciona con la noción que durante varios siglos se ha tenido de lo femenino, que permanece en lo esencial en los textos médicos y biológicos.

Autoras como Emyli Martin han señalado cómo la cultura influye sobre la manera de abordar los descubrimientos acerca del mundo natural. De acuerdo con ella, en el caso que nos atañe ha predominado la idea de la fragilidad y dependencia del óvulo y su naturaleza pasiva; como una continuidad de la idea que se ha tenido de lo femenino. En contraste, se considera al espermatozoide siempre como elemento activo. Señalamientos como éste identifican un nexo muy importante entre las dimensiones sociocultural y biológica de la reproducción humana, aunque la relación que se establece entre éstas es unidireccional, es decir, de lo cultural hacia lo biológico.

En nuestro siglo se cuenta con nuevos elementos que permiten entender la célula sexual femenina de otra manera. El conocimiento cada vez más detallado de los eventos involucrados en el proceso reproductivo ha permitido el desarrollo de tecnologías cuya aplicación y perfeccionamiento conducen a su vez a una mayor comprensión de las propiedades de las células sexuales.

Tomemos, por ejemplo, la transferencia de citoplasma, tecnología que se emplea en los casos de alteraciones en óvulos que presentan fallas para el desarrollo embrionario y su implantación. Mediante esta técnica, una pequeña porción del citoplasma de un óvulo donante es suficiente para restablecer la capacidad reproductiva de la célula sexual dañada. Lo anterior muestra no solamente la importancia del óvulo, sino además el papel central de su citoplasma.

Pero quizás el ejemplo más claro es la clonación. En este caso, confirmado plenamente en mamíferos desde el nacimiento de la oveja Dolly, el proceso reproductivo puede prescindir por completo del espermatozoide. Se trataría de una forma de reproducción asexual en la que el óvulo es la única célula sexual participante.

Esto nos sitúa en un nuevo escenario en el cual se resuelve el debate que durante varios siglos se ha mantenido sobre la predominancia de una célula sexual sobre otra. Queda claro en este caso que en la reproducción es imprescindible el óvulo y no se requiere del espermatozoide.

De este modo, la noción del óvulo como elemento pasivo ha sido plenamente superada en el siglo XXI desde el punto de vista científico. La pregunta que surge es si a partir de la nueva información puede haber un efecto sobre las concepciones socioculturales de la naturaleza femenina, desde luego, sólo si aceptamos que las relaciones entre las dimensiones cultural y biológica de la reproducción son bidireccionales.
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PD: Sería un lindo detalle que los especímenes XY hicieran algo para que en el siglo XXII los recordemos con un poquito de ternura... como a los dodos.

26 abril 2005

Por la gracia concedida


Doy gracias a la Pato por su valiosa intercesión que hizo posible expandir el ciberespacio, cuando esta loba estaba a punto de morir de asfixia.

En recuerdo del milagro le dedico este exvoto y le prometo subir de rodillas hasta la mera punta del templo ceremonial de La Quemada, con tacones de 12 cm y sin botella de evian.

Santa Pixelia, ruega por ella, y por mí, que no me acuerdo de dónde tomé esta imagen. Que la blogósfera me lo demande en buen plan.

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19 abril 2005

el corsé

!Alguien haga algo! por ejemplo los diseñadores de este template...

Resulta que me está dando claustrofobia, se me están alborotando las varices, se me va a abrir la cesárea y se me van a saltar los globillos oculares de tan apretada que se ve esta tipografía.

He jurado hace años sobre mis viejas chanclas que no he de admitir que nadaninadie me apriete, oprima, comprima, compacte, limite, acote (ash! me sentí Adela Misha!) cuantimenos este odioso apeñuscadero de letras que no se dejan leer como yo mando.

A m e n o s q u e e m p i e c e a d e l e t r e a r ... y no no no no no.

Ilustre PATO, amiga de mis migas, dime qué hago! ¿Tiro este formatito a la basura y empiezo de cero en otro bloggdominio que me dé más chance de irme de ancho u qué?

Me dan regresiones sesenteras y siento un impulso feroz de tirar por el balcón mis corsetes, fajas y ligueros ... y ya dije que debo ser menos radical.

Me ahogan las apreturas..



17 abril 2005

La hueva colmada

Los domingos son maravillosos para recapitular el ranking de la hueva:

Hueva... las eternas broncas de la vecina vs el imbécil de su marido,
la de pensar ooootra vez en qué vas a comer y acabar pidiendo una pizza ooootra vez
la de echarle la aburridora al frutito de tu vientre por acabarse tus cigarros,
la de ir a la tienda por otra cajetilla y al subir de regreso los tres pisos acordarte de que no trajiste bebestibles y en tu depa no queda más líquido que el de la taza del baño y el del florero donde reposan las margaritas del cumpleaños pasado.
La hueva de acordarte que el capitán de la calle, pantera de los burdeles, ahora es un micho faldero de una remisa del convento (brrrr)
la de no tener qué ponerte aunque tengas dos closets llenos de no tener qué ponerte.
la de no saber qué leer aunque tengas dos closets y dos libreros llenos de papeles.
la de tener que bañarte aunque no lo necesites
la de pensar que mañana tienes que volver al jale aunque no quieras
la de descubrir que acumulas cosas que no necesitas
la de necesitar otras que no son acumulables
la de la falta de memoria de aspirinas de hielitos de agujas de teobromina

No sólo de gigas vive la loba.
!qué hermosa hueva!

12 abril 2005

luna muy menguante

El otoño está enfrente y el mar de los pordentros
chingao…, queda tan lejos
oigo crujir el librero cuando se le caen las hojas
pienso en el silencio que no se quiere silenciar
en las nalgas que por fin se callaron.

pienso en que ahora solo nos juntan los adioses
y ya tomamos decisiones más importantes
que salir de las cantinas antes o después
de que saquen la basura.
…hasta tenemos tarjetas de visita.

Vamos en reversa.Por ejemplo
supe que ayer se te cayó un diente
Dicen que pasar la lengua por el hueco
ejercita la memoria.
Y que es mejor cerrar el abrazo cuando no hay más que decir.

Eso es cierto.
Eso duele
Eso no importa.
Pues eso.

GEM

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09 abril 2005

Di- vagando

Para iniciar el paseo en la cueva, persiguiendo mi propia cola
y luego de unas vacaciones , me pregunto, como Juan Villoro


¿Hay vida en la Tierra?

A mitad de las vacaciones mi hija de cuatro años me dijo: "Esta manzana huele a traje de baño." La frase resume la condición de paraíso enrarecido en que suelen desembocar los días de descanso. ¿En qué momento la especie erró el camino y decidió el asueto obligatorio? No es lo mismo detenerse cuando uno no puede más que interrumpir la costumbre por mandato.

El calendario es un juego de la oca donde toca descansar a la fuerza. Quizá todo venga de la primera fábula de superación personal y la pausa del séptimo día. Sin duda alguna, el domingo se justifica como el momento en que el Creador tuvo necesidad de rehidratarse; podemos emularlo cambiando el trabajo por la misa, el futbol y los suplementos culturales. La distribución bíblica de los afanes y las energías está bien calculada. Más dudosa es la idea de tener diez o veinte o sesenta domingos seguidos. En ese lapso toda familia se convierte en la tripulación del Kon-Tiki y debe sobrellevarse a sí misma en una estrechez para la que no está adiestrada. Curiosamente, ese momento indeseado se vive como el anhelo que explica las fatigas laborales. Se diría que la experiencia se acumula para vaciarse en los días rojos del calendario. El dinero y el cansancio se disipan en esa difusa orilla.

Los políticos del tercer mundo aseguran que no han tomado vacaciones en los últimos veinte años y el presidente de Estados Unidos mueve ejércitos mientras pesca en su rancho. Unos fingen que trabajan y otro que descansa. Más allá de este juego de apariencias, buena parte del planeta acata el dogma de las vacaciones.

Obviamente, para los expulsados del desarrollo el descanso carece de sentido y las posibilidades de traslado no son otra cosa que una patera dispuesta a zozobrar en costas europeas. Como las mariposas negras, los días de descanso obligatorio constituyen un mal menor. Precisamente por ello hay que indagar su sentido. Si dispusiera de los domingos y una dosis adecuada de puentes, el hombre común podría posponer su sed de viaje hasta el momento en que en verdad aspirara a recorrer la India. Pero año con año el trabajo y las escuelas desembocan en ese limbo existencial en el que hay que inflar una foca de hule.

Vivir sin vacaciones implica una conducta tan asocial que cuesta dar con un oficio inmune a las categorías de relajamiento y turismo. Incluso los que somos free-lance y carecemos de vacaciones pagadas hacemos el camino a Pie de la Cuesta.

Sólo unos cuantos grupos religiosos se sustraen a tales tentaciones. Quizá esto se deba a que su estricta forma de vida incluye los malestares que los demás sólo conocemos al viajar. En sus apartadas colmenas de meditación, cumplen la principal actividad del nómada contemporáneo: hacer cola con la mente en blanco.

De acuerdo con Umberto Eco, una película es pornográfica cuando los personajes viajan incontables kilómetros en coche, suben eternamente en un elevador, aguardan durante un tiempo inmoderado en un vestíbulo. Éstos son los rasgos distintivos de la narrativa porno (lo que ocurre después, aunque involucre incomodidades y depilaciones extremas, no conforma una gramática tan diferenciada). El relato del viaje en masa parece extraído de una película porno. Un trámite sólo califica como turístico si dura demasiado.

Lo más rescatable de la interrupción de la norma: puesto que rara vez estamos satisfechos, el periodo en blanco significa un cambio promisorio. Vivida como anticipación, la fiaca vegetativa o la peregrinación del tingo al tango tiene la virtud de hacernos suponer que nos hará distintos. Recuerdo con qué anhelo aguardaba los dos meses de vacaciones escolares, que en mi generación caían en invierno y poco a poco se desplazaron al verano para emparejarnos con el descanso de los europeos. Pero recuerdo aun mejor el vacío esencial del primer día sin escuela, el descubrimiento de la materia que definiría los siguientes meses, la nada sin obligaciones en la que me hundiría con total disfuncionalidad.

En la adolescencia acariciamos la noción de lo eterno tendidos en la cama, orbitados de papeles de celofán y restos de papas fritas, mirando intensamente el techo. Años después encontramos a nuestros hijos postrados en el mismo nirvana y para salvar dos almas hacemos algo que detestamos y para lo que no tenemos dinero: el recorrido en kajac o la visita de los castillos cátaros. El hijo y el padre regresan a casa en un estado de tensión y agotamiento que sugiere, no tanto que fueron a tener vivencias, sino a donar un órgano.

La endeble condición de los viajeros se comprueba en las supersticiones de una industria donde los aviones carecen de fila trece y donde los hoteles pasan del piso doce al catorce.

Más allá del muy extendido masoquismo, ¿qué lleva a sufrir tanto para subir al cielo? De manera aleatoria, los aeropuertos se han convertido en oportunidades místicas donde los mártires padecen en aras de un siempre pospuesto hedonismo.

Aunque la Tierra es un sitio donde los taxistas ignoran la línea recta y no tienen cambio, persiste la ilusión del viaje. Ítaca variable, el asueto se defiende bien como horizonte. Una vez alcanzado, suele convertirse en el híbrido edén donde las manzanas huelen a traje de baño. Por contraste, la vida anterior adquiere peculiar relieve. Contemplados desde ese momentáneo jardín, los días hábiles brillan con una luz imposible de experimentar como presente. "La vida no se vive a sí misma", escribió Broch. Sólo desde fuera podemos apreciar su decurso. Para eso están las vacaciones, nuestra estancia en la luna. -

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ANUNCIO CLASIFICADO: Loba pata de perro solicita mecenas. Hay muchos recovecos por descubrir. Prometo fidelidad a las percepciones y textos de hedonismo ilimitado.

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08 abril 2005

Auuuuuuuuuuuuuuuu

La loba aúlla... y hoy le ha dado una tarascada híbrida al sol.

A la insigne bípeda implume que ha hecho posible inaugurar este cubil.
!Muchas gracias, oiga!

Pásenle, están en su cueva.

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